No solo una princesa, sino nueve. El parecido de Sarah Ingle es increíble y sin necesidad de cirugías.
La mayoría de las niñas sueñan con ser alguna princesa, pero eso deseo usualmente se desvanece con los años. Aunque este no es el caso.
Sarah Ingle de 25 años, nunca renunció a este sueño y ha gastado más de 14,000 dólares en trajes hechos a la medida para convertirse en sus nueve princesas favoritas: Bella, Cenicienta, Blancanieves, Ariel, Aurora, Rapunzel, Mérida de Brave, y Elsa y Anna de Frozen.
Además del dinero que gasta, con el que se ha comprado 17 trajes y 16 pelucas, también le invierte mucho tiempo, pues cada personificación tarda alrededor de tres horas
“La caracterización toma mucho tiempo porque la ropa tiene muchas capas que se tienen que ajustar (…) Además tengo que usar el método de contornear el rostro cuando interpreto a Aurora, de la Bella Durmiente, porque mi cara es más redonda que la suya”, comentó Sarah a HotSpot Media
El parecido con las princesas de Disney es increíble, el trabajo de maquillaje y vestuario es impecable. Precisamente por esto ella, junto a su novio Derek Van Schaik (que también se disfraza de príncipe), crearon la empresa: .
Allí, la gente la puede contratar para eventos como cumpleaños para que ella vaya disfrazada por 30 minutos hasta hora y media, por un precio desde 119 hasta 249 dólares. Le ha ido tan bien, que ahora cuenta con otras 13 princesas reales para hacer presentaciones.
Sin embargo, Sarah afirma que el dinero no es lo que la motiva, sino su amor por convertirse en princesa algún día y por ver la felicidad de los niños, también visita a los niños en los hospitales como voluntaria.
“Nada me hace más feliz que ver las caras de los niños cuando ven a su princesa favorita en su fiesta. Es mágico (…) Ciertamente es un sueño ser una princesa Disney de verdad. Me encantaría ser Ariel. Tal vez algún día vaya a un casting y me den mi trabajo ideal”, agrega Sarah.
Por si se preguntan, ella no se ha operado o hecho algún procedimiento estético para lograr el parecido con las princesas. Se trata de maquillaje, vestuario, pelucas y toda la actitud.
“Nací con ojos muy grandes, y la gente siempre me decía que me veía como una muñeca de dibujos animados o una princesa de Disney. Supongo que mis ojos grandes simplemente me ayudan a parecer más como un dibujo animado, que es importante por lo que hago”.
