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Alimentos prebióticos: ¿Qué son y por qué es necesario comerlos?

Nuestra flora intestinal necesita de bacterias beneficiosas para el cuerpo. Pero, ¿sabías que necesitas comer alimentos prebióticos para favorecer su desarrollo? Descubre cuáles son y sus beneficios para el equilibrio de la microbiota.

Alimentos prebióticos: ¿Por qué es necesario comerlos?

Alimentos prebióticos

Imagen de yilmazfatih en Pixabay 

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Nuestra microbiota intestinal se compone por una serie de microorganismos vivos que en una adecuada proporción, favorecen a la salud. Estas bacterias “buenas” deben encontrarse en mayor proporción que las patógenas en nuestra flora intestinal.

Pero el consumo de antibióticos, o de ciertos medicamentos, así como el estrés crónico, pueden desequilibrar la flora bacteriana. Por eso, para un desarrollo óptimo de estas bacterias buenas es necesario consumir alimentos prebióticos.

Los alimentos prebióticos son el sustento de los probióticos. Ayudan a que se desarrollen y crezcan las colonias de bacterias buenas en el intestino. En general, estos alimentos son como un fertilizante para los probióticos que traen como consecuencia muchos beneficios. Entre ellos están: una mejor digestión, el fortalecimiento del sistema inmune, reducir la inflamación e incluso prevenir ciertos tipos de cáncer.

De igual modo, estos alimentos ricos en fibra pueden ayudar a mantener la sensación de saciedad por más tiempo, pueden regular los niveles de azúcar en la sangre y depurar el organismo.

Alimentos prebióticos

En líneas generales, los alimentos prebióticos son ciertas frutas y vegetales. También los son las legumbres y los cereales integrales. Los alimentos prebióticos se caracterizan por contener sustancias que no sufran la acción de degradarse al pasar por el estómago y el intestino delgado. Por otro lado, deben poder fermentarse por acción de las bacterias en el colon y ayudar al desarrollo de las bacterias “buenas”. Entre ellos podemos encontrar:

Alimentos prebióticos: Plátanos y manzanas

Las frutas frescas nos ayudan a tener una salud óptima

Imagen de ❤️ Remains Healthy ❤️ en Pixabay 

Los plátanos se componen de ciertos carbohidratos que no se digieren y son el sustrato para el desarrollo de bacterias “buenas” como las bifidobacterias. Por su parte, la pectina de la manzana es otro alimento para nuestra flora intestinal.

Alimentos prebióticos: Ajos cebollas y puerros

Los ajos y cebollas son fuente de inulina

Imagen de Engin Akyurt en Pixabay 

Los ajos, las cebollas y los puerros son ricos en inulina y fibra, sustancias que promueven el aumento de bacterias que favorecen la salud intestinal.

Espárragos

Los espárragos y las papas también son alimentos prebióticos

Imagen de Shutterbug75 en Pixabay

Los espárragos también son altos en fibra y además contienen fructooligosacáridos, sustancia que ayuda a la proliferación de las bacterias saludables.

Legumbres

La soya (soja), los frijoles, los garbanzos y otras legumbres, son proteínas vegetales con alto contenido de fibra. Al igual que las papas y los boniatos, también son fuente de almidón resistente, de rafinosa y estaquiosa. En el caso de la papa y el boniato, deben consumirse fríos, ya que de esta forma es que se produce este almidón resistente, el cual es el alimento de la flora bacteriana.

Cereales integrales

Los cereales integrales como la avena, el trigo, la cebada y el arroz son excelentes fuentes de fibra e inulina. La cual es necesaria para favorecer una buena digestión, la correcta absorción de nutrientes y la prevención de enfermedades.

Otros alimentos prebióticos son la achicoria, los arándanos, las espinacas, las semillas de chía y linaza y el diente de león.

Incluye alimentos prebióticos en tu dieta

Elige cereales integrales para favorecer el desarrollo de bacterias buenas

Imagen de Welcome to all and thank you for your visit ! ツ en Pixabay

Es importante mantener equilibrada la flora bacteriana, ya que como vimos, incide en numerosas funciones asociadas a la digestión, inflamación y la prevención de enfermedades, incluido el cáncer.

Se recomienda llevar una dieta balanceada, que incluya abundantes frutas y vegetales frescos. Aumentar el consumo de legumbres al menos tres veces a la semana. Así como evitar productos refinados y sustituirlos por cereales integrales. Ante cualquier duda consulta a tu médico.

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