Icono del sitio Bocalista

La historia increíble del niño que vivió años en un auto pero logró terminar la primaria.

Terminar la primaria para Lucas Cesio, un argentino de 12 años, fue un logro que llevó muchísimo esfuerzo y valor, tanto de él como de su madre. Ver como Lucas recibía su diploma la hizo romper en llanto por el inmenso orgullo que sintió en ese momento. El esfuerzo de Lucas lo convierte en un modelo a seguir porque su historia no es como la de los otros niños.

ADVERTISEMENT

Fuente

Cuando Marisa tenía 34 años perdió su casa por problemas económicos. Lucas tenía apenas 5 años y de ahí en adelante tuvo que luchar mucho junto a su mamá y sus dos hermanos para vivir y mantenerse en la escuela. Para Marisa lo más importante era la educación de sus hijos, e iba a hacer todo lo posible para que ninguno tuviera que dejar de estudiar.

Fuente

Lucas estudiaba en la escuela «Enrique de Vedia» de Buenos Aires y los primeros años pasaban las noches en la Plaza Éxodo Jujeño, un lugar a pocas cuadras de la escuela. Dormían ahí y todas las mañanas tenían la misma rutina: ir a una estación de servicio en donde el dueño les prestaba el baño para higienizarse. Cuando ayudaban al señor con la tienda, él les regalaba algunas galletas. Luego, caminaban por locales de comida buscando cualquier cosa para alimentarse.

“Con mi familia no pedíamos plata, lo único que queríamos era lo que les sobrara para poder comer. Si nos querían dar dinero les decíamos que no, que preferíamos una empanada”.

  En ocasiones Lucas tenía que asistir a la escuela sin haber comido nada pero aún así daba lo mejor de sí. Cuando llovía, estudiaba bajo algún techo. Hacía sus tareas sin Google ni Internet, sólo tenía lo que anotaba en clase y lo que su madre podía aportar.   

Fuente

Una noche de tormenta un vecino muy solidario se acercó a Lucas y a su familia con las llaves de su auto para que se protegieran del agua y del frío. Dormían como podían y aunque no podían acostarse era mejor que dormir en la calle. Así pasaron sus noches durante cuatro años, durmiendo en un auto. Una vez los mandaron a un parador para gente de la calle pero los trataron muy mal y no se quedaron ahí por mucho tiempo.

En la escuela, sus amigos sabían que Lucas era de la calle y aunque al principio se burlaban de él, al final llegaron a ser muy amigos e incluso le llevaban ropa limpia y lo invitaban a comer. Las maestras le exigían lo mismo que a todos los otros niños; Lucas debía entregar todas sus tareas y presentar todos sus exámenes a tiempo.

Fuente

A comienzos del año 2016, a Marisa le consiguieron una pequeña casita en Florencia Varela, pero Lucas igual estaba decidido a terminar su primaria. Se levantaba todos los días a las 4 de la mañana para tomar un tren y llegar a la escuela a tiempo. Muchas veces las maestras lo recibían con café con leche y galletas.

“Las quiero mucho a mis maestras porque son como mi mamá, me cuidan y me escuchan. Gracias a ellas yo aprendí todo, aunque ahora en el secundario tengo que mejorar con matemática porque es lo que más me cuesta”.

Lucas sabe que el trabajo aún no ha terminado. Le encanta estudiar y aunque tal vez se le haga mucho más difícil, no va a descansar hasta terminar también la secundaria. Con mucho esfuerzo su mamá y sus hermanos seguirán siempre adelante.

Fuente

Mira el video en donde le hacen una entrevista a Lucas aquí:

 

A CONTINUACIÓN: #HistoriasQueInspiran Alfonso Gómez: Maestro mexicano del Taekwondo. HAZ CLICK AQUÍ PARA SEGUIR VIENDO >>

Salir de la versión móvil