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La dura historia de una estudiante y el peligro de la depresión por el alto rendimiento

Esta es la historia de Amanda Leventhal, una estudiante de universidad, se esas que tiene una carga académica muy pesada en cada semestre, que además trabaja y tiene una vida social.

Ella es una de ese tipo de personas que todos conocemos, a las que catalogamos de increíbles pues logra tener éxito en todo lo que hace.

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Ahora, detrás de ese «éxito» puede haber historias desconcertantes, y enfermedades ocultas como la depresión. Por eso, Amanda decidió contar su historia:

Fui a visitar una psiquiatra a causa de mi ansiedad y depresión cuando era estudiante.

Durante la evaluación ella preguntó sobre mi curso, respondí que tenía un promedio de 4.0 y que tenía el horario lleno de clases.

Una mirada de perplejidad se cruzó en el rostro de ella y enseguida preguntó por mi participación en actividades extracurriculares. Yo recité una la larga lista de grupos y organizaciones de las que hacía parte, su ceño se frunció aún más.

Finalmente ella se detuvo, dejó su pluma, me miró y me dijo «sufres de ser super funcional, pero tu ansiedad y depresión parecen ser bastante graves. En realidad, adolescentes como tú me asustan mucho«.

Incluso los más cercanos a Amanda no tenían ni idea de lo que ella estaba sufriendo. Mientras que todo parecía brillante en el exterior, la oscuridad que guardaba en privado diariamente, era a menudo demasiado difícil de soportar.

Estaba confundida, ¿qué era atemorizante de mi condición? Desde el exterior, estaba funcionando como una adolescente perfectamente «normal».

Yo simplemente estaba lidiando con mis enfermedades mentales y tenía éxito, entonces ¿cuál era el problema?

Salí de aquella cita con una receta de Lexapro y  esa pregunta que me acompañaría durante años. Pero la respuesta no llegó de inmediato. En su lugar, la pregunta venía a mí cada vez que oía una historia de suicidio en la que decían que era «el resultado de llevar la vida perfecta.»

Me derrumbé bajo la presión una y otra vez, por sentir que no estaba haciendo lo suficiente para seguir cumpliendo con mi definición de éxito.

Fue ahí que Amanda decidió comenzar a compartir su historia, cuestionar y prender las alarmas sobre la depresión y la ansiedad a causa del exceso de estudio, porque es usual relacionar estos síntomas con ciertas imágenes comunes.

Por ejemplo, se puede percibir la depresión y la ansiedad en los adolescentes, cuando los ven diariamente luchando por salir adelante en su vida. Los vemos bajar sus calificaciones, y en muchos casos se nota el aislamiento.

El problema es que no siempre es así, se limita la idea de la enfermedad mental a las personas en situación de riesgo, pero ¿qué pasa con ese alumno de excelente promedio, muy productivo, activo, miembro del grupo coro y teatro; el adolescente ambicioso que asume funciones de liderazgo?

¡Atención! Detrás del éxito puede haber algo muy grave.

La enfermedad mental no discrimina, y no se puede tener idea limitada de cómo se manifesta,eso es peligroso. Y reconocer ese riesgo, fue lo que ayudó a Amanda para encontrar su respuesta.

Mirando persona tras persona -incluyéndome a mí misma- bajo el radar para detectar depresión, me di cuenta de dónde viene el miedo.

Mi psiquiatra conocía una lista de síntomas, y ella sabía que yo necesariamente no encajaba en ellos. Ella entendió la razón, de que a pesar de mis luchas con las enfermedades mentales comenzaron a los 12 años, solo vine a verla hasta que tenía 16 años.

Si continuamos permitiendo nuestra percepción de cómo «se ven» las enfermedades mentales, entonces continuaremos pasando por alto las personas que no encajan en el molde.

No podemos seguir olvidando que hay gente por ahí que, aunque encajen con todos los síntomas de la lista, están fuerte y negativamente afectadas por la enfermedad mental. Si olvidamos, permitimos que su lucha continúe desapercibida, y que es lo que da bastante miedo.

La presión de mantener el éxito por el cual ha trabajado tan duro para alcanzar, se vuelve insoportable y sus resultados son terribles.

Este tipo de trastorno del estado de ánimo es común entre las personas tan exitosas.

Se trata de depresión crónica, también conocida como distimia, que puede causar la disminución o aumento del apetito, aumento o disminución del sueño, fatiga, falta de energía, falta de productividad, sentimientos de desesperanza y baja autoestima.


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